Estas declaraciones son reproducidas de la columna del periodista Jayson Stark, de ESPN.com
En el béisbol., todos amamos los números. Y amamos a nuestros héroes. Y eso nos lleva a
Alex Rodríguez, un hombre que ha cometido un crimen que ni siquiera él mismo entiende:
Un crimen contra la-alguna-vez orgullosa historia de su deporte.
Por supuesto, A-Rod no cometió dicho crimen solo. En muchas maneras, él es sólo la cara más reciente y más conocida de una conspiración en masa que ahora ha tenido éxito en borrar la calidad que solía separar el béisbol del resto de la jungla deportiva profesional.
Alguna vez, los números del béisbol solían significar algo especial y mágico. Y los hombres que lograron esos números eran figuras trascendentales en la vida de EEUU.
Pero ya no. Ya no más.
Ahora hemos llegado al lugar triste y trágico donde los jugadores que no entren al Salón de la Fama sobresaldrán más que los hombres que están en Cooperstown.
Phil Carter/US Presswire
Barry Bonds posee el récord de HR y posiblemente nunca entre a CooperstownEstoy dispuesto a apostar ahora que Alex Rodríguez se unirá a esta lista de personas que no llegarán a Cooperstown -- sin importar cuantos cuadrangulares más conecte, sin importar cuanto intente minimizar el reporte impecablemente hecho por Selena Roberts y David Epstein en el portal SI.com.
Así que si eso es cierto, piensen donde el deporte se encontrará a si mismo dentro de unos 15 años:
El líder de hits de todos los tiempos (Sr. Peter E. Rose) no estará en el Salón de la Fama.
El líder de todos los tiempos en cuadrangulares (asumiendo que el camino que lleva A-Rod lo lleve a eso) no estará en el Salón de la Fama.
El hombre que rompió el récord de jonrones de Hank Aaron (
Barry Bonds) no estará en el Salón.
El hombre que rompió el récord de Roger Maris de jonrones en una temporada (
Mark McGwire) no estará en el Salón.
El hombre que fue alguna vez el derecho con más victorias en la era de pelota viva (
Roger Clemens) no estará en el Salón.
El hombre con la mayor cantidad de temporadas con 60 o más jonrones en la historia del béisbol (
Sammy Sosa) tampoco aparenta estar encaminado al Salón.
Y, ¿quién sabe quien más será el próximo? ¿Quién sabe cuales otros nombres estarán en esa lista de muestras de orina incautadas? ¿Qui en sabe cuales carreras y reputaciones serán arruinadas en la próxima ronda de chismes? ¿Y la próxima? ¿Y la próxima?
Sigo tratando de leer los anteriores siete párrafos, tratando lo mejor posible de comprenderlos. Pero no estoy teniendo éxito.
¿Cómo pudo el béisbol permitir que esto le pasara a si mismo? ¿Cómo? ¿Puede alguien recordar alguno otro deporte en el que haya ocurrido un acto tan demente de auto destrucción?
¿Con qué se le podría comparar? ¿Las Medias Negras? Esto es peor. ¿Arreglo de juegos en el baloncesto universitario? Esto es peor. Nominen cualquier escándalo en la historia de los deportes. Y mi voto será para catalogar a este como el peor.
Andrew D. Bernstein/Getty Images
Pete Rose es el líder de hits de todos los tiempos, y está vetado del béisbolNo es peor porque causará que muchas personas dejen de mirar o que les importe el béisbol. Verifiquen las asistencias. Verifiquen las gráficas de ganancias. La gente va a volver. Ya están volviendo. El deporte, como negocio, va viento en popa.
Pero el deporte, como parangón único de la cultura de EEUU, está devastado. Y eso será para siempre.
En tiempos como estos, siempre digo la historia de lo que significó el seguir a Mark McGwire en septiembre de 1998. Yo vi a este hombre conectar 17 de sus 70 jonrones esa temporada. Ví récords caer, Vi números poderosos elevarse y caer.
Pero más que eso. yo mido la gesta que estuve mirando por la mirada de alguien más que estuviera viendo el espectáculo. Y con esto quiero decir Bruce Springsteen. Y Bruce Hornsby. Y Barbara Walters. Y MTV. Y "Good Morning America." Y muchos, muchos otros igual que ellos.
Ellos no se unieron a nosotros en San Luis porque querían ver El Arco. Ellos se unieron a nosotros porque esta no era una nota deportiva-- esto fue una historia estadounidense.
Esta fue una nota que salió de la caja de bateo y se coloco solita en medio de la Calle Principal. Fue una nota que apeló a los estadounidense que no sabían distinguir una recta de una curva.
Pero ellos sabían lo que el número 60 significaba. Ellos sabían lo que el número 61 significaba. Ellos sabían quien era Babe Ruth. Y ellos sabían que esto era un fenómeno que unía a Mark McGwire con el Bambino, que unía a este EEUU con aquel EEUU.
Eso era lo que el récord de jonrones solía significar para nuestro país.
Eso era lo que el béisbol solía significar.
Pero ya no más.
AP Photo/Gerald Herber
Los jonrones de Mark McGwire están manchados de por vidaY aquí está el crimen. Aquí está la tragedia. Eso es lo que hemos perdido.
Hemos perdido la oportunidad de que Alex Rodríguez restaurara eso: el significado. La relevancia. El poder. El romance.
Él tuvo la oportunidad en sus manos. Y ahora se ha ido.
Él era el único hombre en el planeta con la oportunidad de resucitar el récord más grande en los deportes. Él era el único hombre en el planeta con la oportunidad de reconstruir el puente sagrado de su deporte hacia los días de gloria.
Y ahora él nunca podrá recuperar eso, sin importar cuantos corridos de cuadrangular haga por las bases.
Sin embargo, Yo todavía tengo algún grado de simpatía por él. No podemos olvidar que estos resultados de pruebas se suponía que fueran confidenciales. Así que el que se hayan filtrado los resultados de esas pruebas -- particularmente sus pruebas -- es vergonzoso por una parte, pero sospechoso por otra.
Yo también sé que él no está solo. Yo sé que hay otras 103 pruebas positivas en esa lista, y que podrían filtrarse en cualquier momento. Y sé que hay cientos de jugadores que nunca han fallado una prueba, que nunca han sido señalados, que nunca tendrían que salir a relucir en una conversación como esta, que son tan culpables del uso de drogas para mejorar el rendimiento como los nombres que mencionamos y de los cuales conversamos tanto.
Así que ahora, no es justo el señalar solamente a A-Rod. Puedo conceder eso.
Pero esos son meramente subtemas del tema principal, aperitivos del espectáculo principal, de la gran carpa de A-Rod. Y ese espectáculo no se va a cerrar por el resto de la vida de Alex Rodríguez.
Él debería aceptar eso antes de que dé otro paso o que diga otra palabra. La yema nunca va a volver a estar dentro del huevo. Así que cualquier cosa que haga ahora, ya sea que hable esta semana, o la semana siguiente, o el resto de su carrera, todo lo que podría lograr es control de daños.
Pero el daño a si mismo ha está hecho. Y nunca podrá repararse.
Ese es el crimen cometido. Oh, quizás no sea su crimen. Es un crimen compartido por cualquiera que permitiera que existiera y persistiera la era de los esteroides. Pero eso no hace tampoco a nuestro hombre A-Rod más inocente. No, de algunas formas eso lo hace incluso más culpable.
Él era un jugador especial, con un talento especial -- y una oportunidad más especial aún: Él era el hombre con la oportunidad de reconectar la alguna-vez-indeleble línea entrecortada entre el pasado y el presente, entre los bisnietos y los bisabuelos, entre su plato y su hogar.
Y ahora ha desaprovechado ese regalo, desaprovechado esa oportunidad única en la vida.
Así que no lloren por lo que A-Rod se hizo a si mismo.
Lloren por lo que él le hizo a su deporte.